LA NOCHE DE HALLOWEEN
Había una vez una familia muy unida
que se había mudado un día antes de
Halloween a una casa. Ellos no sabían que la casa estaba embrujada desde la noche
que su dueño Jack, el tacaño se había muerto. Esta historia se convirtió
después en una famosa leyenda.
En la noche de Halloween, que llovía
bastante, la familia, que ya estaba casi instalada, empezó a escuchar cosas extrañas: pasos en
la escalera, objetos que se caían, ruidos extraños, lamentos.
La casa tenía un sótano viejo donde estaba la
llave de la luz, que en determinado momento se cortó y las cosas se caían al suelo sin una explicación. La
familia se asustó demasiado frente a este hecho. El padre decidió tomar una linterna y bajar al sótano a
investigar que sucedía con la llave de la luz.
Pasó
media hora y el padre no volvía. Natalia, que era la más grande de los
hijos, dijo muy asustada:
-¿Por qué papá no vuelve?
-No se preocupen, lo iremos a buscar-
dijo la madre.
Los dos hermanos y su madre se tomaron
de la mano, encendieron un farol a gas y bajaron muy despacio. Cuando llegaron
al sótano subieron las llaves de la corriente pero el padre no estaba. Natalia y su hermano pequeño se
asustaron y preocuparon. La mamá les dijo:
-No se preocupen, llamaré a la
policía- mientras les tocaba las cabezas a sus dos hijos. La madre llamo a la
policía y llevó a dormir a sus hijos. Explicó luego a la policía la situación.
El agente policial le dijo:
- Nadie se muda a ese lugar, señora.
En ese instante la niña Natalia gritó desde su cuarto:
-¡Mamá! ¡Mamáááááá! Cuando la madre y
la policía entraron al cuarto el niño Santiago ya no estaba. La madre, muy
nerviosa ya y preocupada, le preguntó:
-Hija, ¿dónde está tu hermanito? La
hija quedo paralizada y le respondió:
-Mamá, estaba intentando dormir y
sentí que algo paso muy rápido a mi lado y cuando miré mi hermanito ya no
estaba- dijo la niña con mucho miedo y entre lágrimas.
La policía revisó la cama donde estaba
el niño y había una nota que decía “¡SI
QUIEREN AL PADRE Y AL NIÑO VIVOS HACEMOS TRUCO O TRATO!”
A la
madre le caían las lágrimas, no podía
creer tanta desgracia en un día.
Los policías bajaron al sótano para
ver si había alguna otra pista, por ejemplo otra nota. Ya en el lugar pudieron
encender la luz, ahí se dieron cuenta que había un charco de sangre pero cuando
la madre y sus dos hijos habían bajado unas horas antes ese charco no estaba. Junto
al mismo los agentes encontraron otro papel, algo sucio y con letra poco clara
que decía
“Les llegara su hora”. Los hombres
subieron muy rápido las escaleras, muy asustados con el corazón acelerado. Ya no
encontraron tampoco a la mujer y su hija, por más que se investigó y buscó, las
pistas no condujeron a nada. Desde aquel día no se volvió a saber de esa
familia.